miércoles, 18 de abril de 2012

De los libros y el oficio bibliotecario

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Una vez me pregunto alguien si no estaba cansado de leer después de haber pasado 12 horas al día trabajando en la biblioteca, de inmediato le respondo que no, pero esta negativa me ha hecho pensar la relación que he tenido con los libros y mi trabajo como auxiliar de biblioteca, pues si es cierto que las dos cosas están estrechamente relacionadas, no quiere decir necesariamente que el trabajo en biblioteca implique estar leyendo o por lo menos la lectura que requiere el trabajo es diferente al igual que la consideración que tiene de los libros, ese amigo incondicional que nos acompaña a todas partes le insultamos de repente, nos saca la rabia, le sacamos el cuerpo y nos hace sudar frió cuando hay que catalogarlo o clasificarlo, en caso de ser buenos en esas lides el libro es susceptible a convertirse en una cifra más de la meta diaria de los materiales que hay para catalogar.

Por otro lado el promotor de lectura tiene una relación distinta con los libros pues es más perceptible la interacción con los usuarios, pero sobre todo la del promotor con el contenido de los libros, pues el que hacer de su trabajo lo lleva a escudriñar el interior de las paginas, aparte de los criterios de su profesión (bibliotecologo en este caso) tambien interviene una cuestión de gusto o apetencia por la lectura que busca ser contagiada al publico. Otra relación que hace poco he descubierto con los libros tiene que ver con la del aspecto físico de estos, en otras palabras, con la encuadernación porque es una especie de exploración en la anatomía del libro, pero sobre todo me gusta ese aspecto artesanal que reviste la labor de desarmarlo y no tener la menor idea de como quedara.

Una de mis preferidas es la del vagante, aunque se ajusta más bien al ámbito de la biblioteca, se da cuando uno anda por los estantes, mirando los lomos de los libros, a veces los desliza sobre ellos, en otras hojea las paginas, o lee un fragmento para devolverlo y seguir el recorrido; cuando uno trabaja en biblioteca le queda poco tiempo para hacer esto a menos que sea referencista, labor que me gusta bastante, aun así cuando veo la oportunidad me escapo un momento para ir a la colección, creo que la relación que aquí se establece es la de uno como explorador, no en un mundo de libros si no  como la de un mundo lleno de mundos, aquí sobran las imágenes de portales abiertos a manera de hoyos negros, las hileras de libros en sus callados estantes, la variedad de colores en sus lomos,   el tamaño de estos y hasta el polvo que en ellos se acumula, se bastan solos para dar esa sensación, se bastan solos para hacerle sabe a uno que se encuentra en otro terreno, en un mundo lleno de muchos mundos. Seguramente todas las profesiones y oficios tendrán sus propias formas de relaciones, cada vez que pienso en ello me doy cuenta que mi lugar se encuentra entre los libros.